Llegados a este punto, te pregunto: ¿Y si soy yo lo que llevas un cuarto de siglo esperando? ¿Y si soy yo quíen va a montarte pieza por pieza y a enmarcarte en la pared como si fueras mi mejor obra de arte? ¿Y si somos nosotros lo que el mundo estaba esperando para tener un ejemplo que seguir?. Tenemos todos los ingredientes para ser jodidamente perfectos, siendo felices juntos. Piénsalo y no dejes que nos volvamos dos extraños habitando un mismo espacio. Supongo que esa es la auténtica felicidad, encontrar a alguien que te hace ser consciente del ritmo desenfrenado que lleva la vida, que te haga darte cuenta de que nada se vive dos veces, de que nada es para siempre, de que todo es ahora o nunca, de que ahora somos solo nosotros, de que todo es ahora, justo ahora.