En este libro, Pedro Serrano recupera el origen de su escritura y de su persona. Muestra, por así decirlo, las formas primarias en las que se plasmaron directamente sus percepciones, emociones, ideas. En un sentido, prescinde de los modales que aconsejan no mostrar intimidades a los extraños. Y lo hace por la buena razón de que hay momentos en los que las cosas deben decirse de la manera más directa y honesta posible -Ángel Miquel-